La gente siempre quería conocer el interior del cuerpo humano para entender qué pasaba allí. A los médicos del pasado se les ocurrió el método de la auscultación que consistía en escuchar al cuerpo. Primero sólo acercaban la oreja al pecho del paciente, pero más tarde inventaron herramientas especiales que les permitían oír el corazón con más claridad. Primero apareció el estetoscopio que no era nada más que un simple tubo. Luego el instrumento primitivo adquirió la membrana, y así el estetoscopio pasó a ser el fonendoscopio, un instrumento imprescindible para los médicos contemporáneos.